¿Qué pasará con esos padres que no fueron afectivos con sus hijos? ¿cómo será su relación en la vejez?
Entre las familias mexicanas los hombres recordados como padres duros, severos, que “imponían” la ley en el hogar dejaron huellas de dolor, y peor aún, conductas difíciles de olvidar: retarlos o desobedecerlos merecía un golpe, “solo en contadas ocasiones se daban el “lujo” de ofrecer unas palmaditas, un abrazo y si era mucha la efusividad, un beso”, -así me enseñó mi papá, no puedo ser de otro modo- decían cuando se les cuestionaba la carencia de afecto. Angélica Rodríguez Abad, Doctora en Ciencias sociales, se pregunta ¿qué pasará con esos padres que no fueron afectivos con sus hijos? ¿cómo será su relación en la vejez?
Angélica trabajó con un grupo de hombres originarios de Jonacatepec, Morelos, una comunidad que conocía y en la que los hijos se quedan a vivir en la misma casa que sus padres cuando forman su familia. Eso le permitió documentar historias de paternidad y los vínculos que se generan en las distintas etapas de vida.
Hombres a caballo y de sombrero se dirigen a las tierras que cultivan; esta es una imagen cotidiana en la comunidad de Jonacatepec, de la cual es originaria Angélica. Su cercanía con los habitantes de este lugar le permitió indagar, por un lado, las barreras afectivas de los hijos y, por otro, los miedos, soledades e incertidumbres que viven los padres en su vejez.
-Cuando veo a mi padre jugar y abrazar a sus nietos, lo desconozco- Angélica pudo ver en el rostro de sus entrevistados este desconcierto que viven padres jóvenes: les cuesta mucho trabajo acercarse a sus progenitores porque sus historias de vida y la dureza con la que forjaron su relación les impide verlos de formas más amorosas.
-Me arrepiento de haber sido tan distante con mi hijo… ahora que intento acercarme, él es distante conmigo- Angélica muestra algunas fotos de la zona donde realizó su investigación, que también fue su hogar por algunos años. En sus palabras se nota la emoción de quien recuerda con cariño un lugar, pero también la preocupación por las historias de vida que los habitantes compartieron con ella. Hoy estos hombres, se miran en el espejo invertido durante su vejez; es decir, viven miedos, soledades e incertidumbres que son resultado del muro emocional que levantaron frente a sus hijos. Cuando viajamos por el país, encontramos historias similares: padres que fueron duros con sus hijos, y que incluso lo son con sus nietos, la distancia entre ellos es evidente y el vínculo no existe. Otros padres quieren cambiar su historia, pero la distancia que establecieron con sus hijos ya no tiene remedio, y entonces, como abuelos son más amorosos con los nietos. También hay padres que han decidido romper esquemas esquemas y abrirse a la posibilidad de vivir su paternidad sin pensar en el qué dirán, lo hacen con amor, dedicación y cuidado. Las generaciones de hombres viven su paternidad de formas distintas según los usos, las costumbres y la cultura que los forma.
La cultura que nos forma ese es nuestro trabajo difundir toda la información que encontramos entorno a otras maneras de vivir la paternidad.
Aquí encontrarás la participación completa de la Doctora en Ciencias sociales, Angélica Rodríguez Abad, durante el décimo congreso de la AMEGH, realizado en la Escuela Superior de Actopan, Hidalgo.
Agradecemos a la Asociación Mexicana de Estudios de Género de los Hombres las facilidades otorgadas para la realización de este programa.