La resolución pacífica de conflictos es un proceso que Ricardo Ayllón, psicólogo y maestro en Educación Humanista, trabaja con hombres que buscan su ayuda para dejar de violentar a su pareja. Hace unos meses llegó a su oficina un hombre de unos 40 años, estaba ahí porque ya no quería violentar a su esposa, “ni tener problemas por todos lados” por ser agresivo. Después de algunas sesiones de trabajo, le contó que su papá solía golpear a su mamá y también incitaba, a él y a sus dos hermanos, a pelearse con los otros chicos de la colonia, “para que aprendieran a defenderse y fueran buenos para el trompo”.
Escucha el audio (duración 10 mins. 50 seg.):
Ricardo Ayllón
Siempre hay una opción distinta a la violencia.
El padre estaba orgulloso de que sus hijos resolvieran sus problemas a golpes y de que mantuvieran controladas a sus familias, todos unos hombrecitos. Sin embargo, esas actitudes violentas no tardaron en aparecer, también, en las relaciones entre ellos. Esa es la razón por la que hace unos meses, el hijo mayor llegó a las puertas de GENDES, asociación en la que trabaja Ricardo Ayllón, pues la violencia que ejerce también lo está dañando a él.
Identificar sus malestares es uno de los primeros aprendizajes de los hombres que asisten a GENDES y trabajan sobre sus violencias. El modelo CECEVIM les permite controlar las emociones que están desbordadas, para tomar decisiones sin violencia y “actuar de una manera distinta a la que, como hombres, nos han enseñado”.
Otro usuario solicitó la ayuda del maestro Ayllón porque mientras caminaba por la calle vio a su novia abrazando a otro hombre, no la ha violentado, ni quiere hacerlo cuando hable con ella, por eso buscó ayuda; sin embargo, él tiene conflicto con esa ayuda pues el cambio de paradigma en su masculinidad lo percibe como anulación de su persona. Esto no es así, dice Ricardo Ayllón, lo que se pretende es crear habilidades para resolver conflictos y llegar acuerdos sin agresiones.
Foto tomada de Inmujeres.
Saber que ella tenía una nueva pareja le hizo sentirse enojado, decepcionado y triste al mismo tiempo, le hirvió la sangre, pero no recurrió a la violencia. Haber buscado ayuda antes le permitió controlar sus impulsos, aunque sentía herida su hombría. Después de hablar un rato, llegaron al acuerdo de dejarla hasta ahí, procurarían no tener contacto, ni mandarse mensajes o buscarse en redes sociales. Él sentía herida su masculinidad pero, de alguna manera, también se sentía tranquilo y liberado por no haber recurrido a la violencia. Cuando volvió a ver a Ricardo Ayllón trabajaron sobre la importancia de respetar esos acuerdos y de relacionarse a partir del buen trato, “pues la violencia que ejerzo tarde o temprano también me hará daño a mí”. El maestro Ayllón señala que a partir del buen-trato se puede incidir positivamente en la infancia para modificar los códigos violentos de la masculinidad y así, niñas, niños, jóvenes y adultos puedan resolver de la mejor manera los conflictos presentes a lo largo de su vida.
Agradecemos al Observatorio de la Escuela Libre de Psicología y a Cirilo Rivera García el acceso otorgado a la conversación “Violencia Masculina en las Relaciones de Pareja”, realizada el 20 de agosto de 2020.
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