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43. Los costos económicos, sociales, culturales y ecológicos del machismo.

43. Los costos económicos, sociales, culturales y ecológicos del machismo.
julio 29, 2019 Hugo Enrique Sánchez

No somos culpables de la formación que nos dieron, pero sí somos responsables de seguir siendo tóxicos y que a ¡todos nosotros! nos cueste 1 millón 400 mil dólares al año los problemas de salud física y mental, las adicciones y los accidentes viales, los suicidios y asesinatos derivados de responder a los estereotipos de la masculinidad. En las primeras décadas del siglo XXI los costos económicos del machismo son altos, pero los costos sociales, ecológicos y culturales lo son aún más. Así lo dijo Rubén Albarrán, activista social y vocalista de Café Tacvba:

Escucha el audio:

“¿Quién es la Chingada?” … para nosotros, “es la madre abierta, burlada por la fuerza”.

En 1950 Octavio Paz publicó El Laberinto de la Soledad, reflexiones que nos han tocado a fondo a varias generaciones porque habla sobre nuestra identidad mexicana. En sus páginas se lee: “la Chingada es la Madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infame implícita en el verbo que le da nombre”. 69 años después nos encontramos en el Senado de la República, en el auditorio que lleva el nombre de este autor; butacas y pasillos los llenan como pocas veces, periodistas y personas de la sociedad civil; ahí Rubén Albarrán, activista social y cantante de la banda Café Tacvba, recupera el ensayo de Paz para relacionarlo con la violencia intrafamiliar, los costos sociales y económicos del machismo.

No somos culpables de ser quienes somos, así nos formaron, pero sí somos responsables de seguir siendo tóxicos y que a ¡todos nosotros! nos cueste 1,400 millones de dólares al año los problemas de salud física y mental, las adicciones y los accidentes viales, los suicidios y asesinatos derivados de responder a los estereotipos de la masculinidad. En las primeras décadas del siglo XXI los costos económicos del machismo son altos, pero los costos sociales, ecológicos y culturales lo son aún más. Así lo señala Rubén Albarrán: (en el audio)

No tenemos por qué repetir los mismos patrones violentos de convivencia sufridos en la infancia. Violentar es un aprendizaje que hombres agresores aprenden desde su niñez, en el núcleo familiar o en la comunidad donde se desarrollan; sin embargo, dice Albarrán, siempre existe “la posibilidad de trascender aquello que nos formó”.

Podemos ser otros, recordar lo que nos hace infelices “nos liberará de caer en los mismos errores”. En 2019 atestiguamos la existencia de jóvenes que se suman a los hombres en movimiento que han cuestionado su masculinidad desde hace varias décadas, por eso Rubén Albarrán invita a celebrar la posibilidad de salir de la caja de la masculinidad para crear mejores relaciones de género.

Sonrisas nerviosas, ojos muy abiertos, cuchicheos de los asistentes al auditorio Octavio Paz resonaban en el oído de algún ofendido vestido de traje que, indignado, salió  de la sala para no tener que escuchar las palabras directas del rockero que portaba un sombrero nunca visto en ese lugar donde no pocas veces se ha escuchado un lenguaje vulgar, sin referencia literaria alguna. Albarrán cita a Paz porque éste propone la reflexión de la propia conciencia y la identidad que, como en un laberinto, es un asunto que debemos resolver, en principio, como individuos y luego como miembros de una comunidad. Por lo que yo he visto en mis círculos y en las redes sociales palabras como Matriarcado o Patriarcado generan rechazo, suenan a “otra vez lo mismo” empoderamiento o descalificación que afectan tanto a hombres como a mujeres. Por eso cabe la reflexión: ¿para generar identidades más sanas e igualitarias es necesario un matriarcado?… ¿o podríamos construir algo diferente a esos conceptos? La única certeza que tenemos en las primeras décadas del siglo XXI, gracias a estudios como “El Costo de la Caja de la Masculinidad”, es que las identidades tóxicas dañan a otras personas, al tejido social, e incluso, al medio ambiente; por ello, Rubén Albarrán al igual que organizadores, participantes y público presente en el auditorio Octavio Paz, se muestran optimistas al saber de la existencia de varones que se suman, se ayudan a salir de la caja de la masculinidad. Por cierto, la palabra esperanza la escuché en boca de mujeres y hombres.

Escucha completa la participación de Rubén Albarrán:

 

 

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