Foto tomada de lajornadadeguerrero.com.mx
En los meses que inició la pandemia de Covid -19 en México, don Ignacio se preocupó porque escuchó que a varios conocidos de su edad no los llamaban para trabajar en las construcciones. Entre abril y junio hubo pocas obras y sólo llamaban a los más chavos. Él tenía miedo de contagiarse, pero quedarse sin trabajo le daba más miedo. Durante estos meses, en los que aún hay pandemia, lo volvieron a llamar para una obra; sin embargo, aún sigue preocupado, principalmente por su salud. Cuando los otros albañiles le preguntan cómo está, contesta que bien y prefiere ponerse a trabajar para no hablar de sus emociones.
Escucha el audio (duración 10 mins. 11 seg.):
Karina Ramírez Villaseñor, doctora en Ciencias Sociales, platicó con diversos trabajadores de la construcción que se encontraban laborando en Yecapixtla y Lomas de Cocoyoc. Al escuchar sus testimonios observó que ellos construyeron su masculinidad a partir de estos aspectos: el silencio de sus emociones, la falta de cuidado de su cuerpo y la concepción del trabajo como medio fundamental para ser hombre.
Don Ignacio ha conseguido sus recientes trabajos gracias a las recomendaciones de un arquitecto que es su amigo; sin embargo, con la pandemia las cosas no son igual, ya no trabaja con sus conocidos y la convivencia es más difícil, sobre todo con los más jóvenes, que son quienes tienen más asegurado el trabajo.
Don Ignacio recuerda que de joven se preocupaba menos, si en esa época hubiera existido el coronavirus, seguramente tampoco hubiera traído cubrebocas, así como muchos jóvenes no lo traen ahora en las obras. Pero hoy las cosas son distintas, él es más vulnerable y tiene una familia que cuidar.
Muy temprano en la mañana, entre semana y también en fines de semana, se ven a decenas de trabajadores de la construcción viajando en los vagones del metro. Los más jóvenes revisan su celular y los que tienen más años aprovechan el trayecto para descansar un poco más y echarse un coyotito. A diferencia de otras personas, aún durante la pandemia se trasladan en transporte público hacia la obra porque no pueden quedarse en casa tienen necesidad y obligación de llevar el sustento a su familia y, también, porque si no van a la obra pueden ser remplazados inmediatamente. Los albañiles están acostumbrados al riesgo, para muchos de ellos no ha sido problemático salir durante la pandemia: es parte de su masculinidad arriesgar su salud física. Sin embargo, es en la edad adulta cuando su cuerpo lo reciente gravemente. Por eso la doctora Ramírez invita a reflexionar sobre la masculinidad y su relación con el trabajo de albañilería, para procurar vidas adultas con menos dolores y achaques, en otras palabras: vidas más saludables.
Consulta completa la presentación “Masculinidades y relaciones de poder dentro del ámbito laboral de la albañilería”:
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