Quien ha estado con más mujeres, quien es un experto en sexo, quien la tiene más grande… la sexualidad de muchos hombres es vivida con la preocupación por responder a las presiones “masculinas”. Francisco Delfín Lara, doctor en Sexualidad Humana señala que esa competencia sin sentido “genera gran inseguridad”, por lo tanto, una vida sexual limitada y poco placentera.
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Ser machín limita el disfrute de una sexualidad plena. Nuestro autoconocimiento.
A muchos hombres les gusta hablar de sus hazañas y proezas sexuales, por eso Francisco Delfín Lara, doctor en Sexualidad Humana, considera que esos varones “practican mucho el sexo oral… porque hablan y hablan y hablan, pero… a lo mejor ni lo hicieron”. Estas actitudes, y muchas otras relacionadas con la sexualidad son aprendidas desde edades tempranas, con lo que escuchamos, lo que observamos y lo que nos dicen o enseñan otras personas, por eso para el doctor Francisco la manera en que vivimos nuestra sexualidad está relacionada con la manera en cómo desarrollamos nuestra identidad masculina.
Quien ha estado con más mujeres, quien es un experto en sexo, quien la tiene más grande… la sexualidad de muchos hombres es vivida con la preocupación por responder a las presiones “masculinas”, es una competencia sin sentido “que genera gran inseguridad” y, por lo tanto, una vida sexual limitada y poco placentera.
Sexpertos. La masculinidad hegemónica exige que los hombres sean expertos en sexo y estén siempre disponibles para tener relaciones sexuales, esto forma parte de su virilidad; sin embargo, muy rara vez los hombres acceden a una verdadera educación sexual, paradójicamente lo que saben de sexo lo aprenden de personas que “nada saben de sexualidad”.
Lo afectivo también es parte de la sexualidad, pero se piensa en el coito como el momento más importante del acto sexual y “la sexualidad no se restringe únicamente al acto erótico”; ¡Atención! la comunicación de nuestras emociones es parte de nuestra sexualidad.
Aún se piensa que los hombres aprenden de sexualidad cuando se van a estrenar con una sexoservidora y que las mujeres aprenden de sexualidad con su marido. A esto se reduce la educación sexual de muchas personas en México, y los intentos por fomentar en las nuevas generaciones el conocimiento de su cuerpo, desde edades tempranas, se han visto obstaculizados por iniciativas que consideran “ética y moralmente controvertidos” los temas sexuales y de género. Ese es el caso del Pin Parental. Esta iniciativa de ley presentada en diversos estados del país, considera que los padres deben decidir si sus hijos tomarán clases de sexualidad, de salud reproductiva y de género. En palabras de diversos especialistas, incluido el doctor Francisco Delfín, esta iniciativa atenta contra el derecho de los niños a recibir una educación sexual integral que podría contribuir a prevenir embarazos adolescentes, enfermedades de trasmisión sexual, abuso infantil y la imposibilidad de vivir una sexualidad plena en su vida adulta. Los niños son sujetos de derechos -ni sus padres pueden quitárselos- sobre todo si pensamos que la educación les ofrece la posibilidad de tomar mejores decisiones sobre su salud, sus relaciones afectivas y su disfrute sexual.
Agradecemos al Observatorio de la Escuela Libre de Psicología y a Cirilo Rivera García el acceso otorgado a la conversación “Hombres y Sexualidad”, realizada el 08 de julio de 2020:
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