Ira, miedo, verguenza … ¿Qué lleva a un joven a cometer un delito?
¿Qué sienten las personas antes, durante y después de cometer un acto violento? Paulo Gutiérrez se planteó esta pregunta hace algunos años, con el tiempo, su carrera y su trabajo lo acercaron a hombres que habían cometido delitos de alto impacto, para unos era su primera vez, mientras que para otros era la tercera, cuarta o quizá más. Acercarse no fue fácil, primero porque estaban en la cárcel y hay todo un protocolo a seguir para poder trabajar con ellos, después porque hay que saber cómo llegarles, hacer lecturas de su jerga, de sus movimientos, de lo poco o mucho que comparten… explica Paulo. Así inició su trabajo de investigación con jóvenes entre 17 y 21 años.
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Paulo sabe que, para atender, primero hay que entender y por eso enfocó su trabajo en las distintas dimensiones e historias de vida de los jóvenes que cometieron algún delito.
La intención de Paulo al estudiar el fenómeno de la violencia desde las emociones, tiene que ver con romper las creencias de que las dinámicas violentas sólo están relacionadas con la pérdida de valores y la desintegración familiar. El tema, es mucho más profundo.
En su diálogo con los jóvenes que habian cometido algún delito Paulo identificó dos líneas de investigación que son fundamentales: están muy enojados con las instituciones. Y por otro lado, algunos refugian sus sentimientos en figuras religiosas como la Santa muerte y San Judas Tadeo, mismas que traen tatuadas en el cuerpo, son imágenes que les permiten aferrarse a la esperanza…
Paulo platicó en muchas ocasiones con estos jóvenes que participaron en su investigación, ellos poco a poco fueron compartiendo con él trozos de sus historias de vida, sus precariedades, sus miedos y todo aquello que los formó para optar por esa forma de vida. Pasó el tiempo y esos jóvenes que en su momento conoció en prisión quedaron libres, pero aún comparten con él anécdotas, experiencias que los han forjado. Para Paulo no basta con ser espectador o con documentar desde la teoría, porque ha comprobado que explorar las violencias desde las emociones, necesita del contacto directo con el agresor, eso le permite tratar de entender para poder descifrar el origen de sus violencias. Y no, con este trabajo no se busca justificar al agresor, porque Paulo sabe que, ante el daño causado, estos jovenes no pueden volver el tiempo atrás. Sin embargo, el investigador está convencido de que sí se puede construir hacia el futuro y atender el presente… por eso documenta la violencia desde ahí, desde las emociones, porque los jóvenes le hablan desde su realidad y esto abre líneas de trabajo que pueden prevenir e implementar acciones para las generaciones venideras.
Escucha la mesa temática “Masculinidades y emociones: experiencias en México, Colombia y Chile” realizada durante el Simposio Global MenEngage Ubuntu 2021. Encuentra la liga en nuestra página www.complices.org.mx