“La desobediencia es un derecho que nos debemos regalar”, porque tratar de cumplir con todos los mandatos de la masculinidad esclaviza; deteriora la salud mental y física porque puede conducirnos a violentar-nos y violentar a quienes amamos, a nuestra familia. En opinión de Cruz Lugo es necesario pensar en la desobediencia como postura ideológica ante una cultura de género rígida y violenta.
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“La desobediencia es un derecho que nos debemos regalar”.
José Alfredo Cruz Lugo, representante de México ante Men Engage Latinoamérica, está convencido: la educación tradicional de los varones, basada en los estereotipos de la masculinidad, obstaculiza la convivencia equitativa dentro del hogar. En opinión de Cruz Lugo, desde la paternidad y la maternidad se pueden crear vínculos afectivos, modos de convivencia igualitaria y una educación alejada de los estereotipos machistas que “modifique el imaginario cultural para prevenir identidades violentas”.
Tener relaciones afectivas en el hogar requiere desobedecer los mandatos que inhiben el involucramiento de los padres en el cuidado de sus hijos, que prohíben la cooperación masculina en las tareas del hogar. José Alfredo Cruz opina que la participación en el espacio privado es un acto de desobediencia pendiente en muchos hombres que limitan las muestras amorosas con su familia.
La reconfiguración de las ideas y actitudes de las personas deben estar acompañadas de políticas públicas que favorezcan el cambio hacia identidades igualitarias y pacíficas, dijo José Alfredo Cruz.
Las familias afectivas son aquellas donde los miembros comparten el afecto y el sentimiento de pertenencia, aunque no medie entre ellas el mismo lazo consanguíneo. Esas familias afectivas, así como las familias homoparentales o las monoparentales son ejemplos de las diferentes configuraciones existentes en la sociedad y muestran la diversidad de formas en que una familia puede ser funcional. Los Cómplices del XXI coincidimos con José Alfredo Cruz Lugo: “apostemos a la funcionalidad con quienes estamos” porque conformar una familia tradicional no garantiza tener relaciones sanas; pero el afecto, el respeto, la participación y el compromiso sí. Las reconfiguraciones personales, familiares y sociales requieren “trascender el deber ser porque la desobediencia es un derecho que nos debemos regalar”. Ojo, bien dice Cruz Lugo: “Las familias no se desintegran, las familias se reconstituyen, se reorganizan”.
Escucha la conferencia completa de José Alfredo Cruz Lugo “El involucramiento de los hombres en la igualdad sustantiva”: (Fallas de origen)
