¿Por qué seguimos compitiendo?, ¿por qué siempre queremos ser los protagonistas del cuento?
Antonio Ramírez, doctor en Psicología Clínica, ha hecho la pregunta en diferentes espacios, la respuesta que ha obtenido es esta: “no Antonio, no estamos compitiendo”. Sin embargo, él observa esa necesidad de ser más que los otros en el ámbito de la academia y el activismo en el tema de las masculinidades. Su conclusión es directa: “estamos en proceso de cambio, pero seguimos siendo machos”.
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Él cuenta que en su infancia y juventud siempre fue un chico retraído, esa personalidad lo hizo dejar de lado toda competencia entre él y sus compañeros. Años más tarde se dio cuenta de lo violentas que son las relaciones entre hombres, por eso comenzó a estudiar y trabajar sobre la violencia masculina, fue doloroso para él saber que entre masculinólogos también existe esa violencia.
Entre congresos, coloquios y talleres, Antonio Ramírez se ha encontrado con colegas que ostentan sus grados académicos, su experiencia en los temas de género y sus estudios publicados. En muchas ocasiones él se ha preguntado: ¿harán sus investigaciones para promover el cambio o sólo para aumentar su currículum? Él tiene claro que para los masculinólogos la necesidad más importante es el reconocimiento.
Antonio Ramírez recuerda que, cuando era joven, sus compañeros “hablaban con mujeres y les soltaban el rollo de género” para conquistarlas. Después, se ha dado cuenta que algunos tiran ese rollo sólo para lograr privilegio académico y profesional. Por eso, cada vez que puede hace la pregunta: “¿por qué seguimos compitiendo? Quiero saberlo”.
El doctor Ramírez tiene la certeza de que el patriarcado esta presente en las subjetividades de todos, incluyendo a los masculinólogos. Por eso él considera necesario “ser congruentes con el discurso propio”, porque el hecho de estudiar temas de género no garantiza que seamos igualitarios en nuestras relaciones cotidianas.
“¿Qué tranza con los masculinólogos y los hombres profeministas?… ellos deben estudiarse a sí mismos y ser críticos de su propio discurso”.
Estas palabras de Melissa Fernández, doctora en Ciencias Sociales, las escuchamos en 2015, en una temporada pasada de esta serie. Desde entonces la invitación estaba hecha y no conocimos un trabajo de reflexión que abordara el tema, hasta el 2020, en que algunos masculinólogos, como el doctor Antonio Ramírez, reflexionan públicamente sobre su propia identidad y la de sus “colegas”. Su conclusión es directa: “estamos en proceso de cambio, pero seguimos siendo machos”. Él tiene algunas sugerencias para trabajar en ese proceso: “escuchar más que hablar, para aprender cosas nuevas”, porque comprender los procesos sociales requiere de escuchar y observar. También “practicar la humildad”, porque los doctorados no nos hacen mejores que los otros. Y, por último, algo fundamental: ser congruentes con nuestro discurso. Antonio Ramírez lo dice así: “la palabra mágica aquí es congruencia”. Y la palabra congruencia significa actuar ética y coherentemente con lo que decimos y hacemos.
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