4 millones de adolescentes no asisten a la escuela, cada día 3 de ellos mueren víctimas de violencia, cada 30 minutos un adolescente llega al hospital por laceraciones autoinfligidas de manera intencional. Los participantes del conversatorio Igualdad desde la Niñez subrayan estos datos para mostrar la urgencia de crear estrategias y políticas que permitan a niñas, niños y adolescentes tener perspectivas de futuro y un proyecto de vida.
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Consecuencias del embarazo adolescente: rezago económico, educativo y desigualdad social.
El embarazo en adolescentes es un tema complejo y multifactorial, así lo observa Mónica Orozco de la asociación civil GENDERS, cuando analiza estadísticas que muestran la desigualdad social en la que vive la infancia en México. Uno de esos indicadores señala que 3 millones de niñas y 3.2 millones de niños viven en la pobreza; otro, muestra que 678 mil varones y 510 mil mujeres adolescentes presentan rezago educativo. Estas condiciones favorecen la presencia de “violencias múltiples, abandono escolar y embarazos tempranos”, por eso para Mónica Orozco es urgente trabajar en más y mejores políticas para disminuir la desigualdad en la población infantil. “Se lo debemos a las niñas, niños y adolescentes de México”.
Las políticas públicas tienen mejores efectos sin son acompañadas de la promoción y las acciones de la sociedad civil organizada, eso lo sabe bien Yair Maldonado, integrante de GENDES, por eso en esta organización generaron la metodología “Nos Cuidamos, Nos Construimos”, para trabajar con adolescentes sobre el embarazo y, también, sobre la violencia de género en las instituciones educativas.
4 millones de adolescentes no asisten a la escuela, cada día 3 de ellos mueren víctimas de violencia, cada 30 minutos un adolescente llega al hospital por laceraciones autoinfligidas de manera intencional. Marta Ferreira del Instituto Nacional de las Mujeres subraya estos datos para mostrar la urgencia de crear estrategias y políticas que permitan a niñas, niños y adolescentes tener perspectivas de futuro y un proyecto de vida.
Las mujeres deben procrear y los hombres deben proveer. Estos mandatos de género están arraigados en nuestra cultura y la religión ha sido fundamental para que sea “un mandato sagrado”, dice Juan José Tamayo, filosofo, doctor en Teología y pro-feminista. Él asegura que “las religiones representan uno de los últimos bastiones que sostienen el patriarcado”.
La Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo Adolescente tiene entre sus objetivos “disminuir a 0 los embarazos en niñas entre 10 y 14 años, también reducir un 50 por ciento la fecundidad en adolescentes entre 15 y 19 años” -dice la maestra Marta Ferreira-; sin embargo, ella misma señala que hace falta trabajar sobre esa estrategia pues lo que ha ocurrido es lo contrario: los embarazos en niñas y adolescentes van en aumento. Los participantes del conversatorio Igualdad de Género desde la Niñez coinciden en que iniciativas como el Pin Parental no ayudan a mejorar las condiciones de vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes, y sí, van en contra de su derecho a recibir una educación sexual integral. El doctor en Teología Juan José Tamayo señala que, incluso, esa educación sexual es necesaria para su desarrollo y felicidad futura. Él invita a los padres a no concebir a sus hijos como un objeto de su propiedad y mejor ofrecerles herramientas para vivir una vida saludable, pues como escribió Kahlil Gibran:
“Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma”.
Escucha completo el conversatorio “Igualdad de Género en la Niñez”:
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