El cuerpo no sólo es biológico, también, se construye culturalmente.
La manera en que las personas habitamos y moldeamos nuestro cuerpo está relacionada con distintos aspectos, entre ellos, la época, el lugar donde vivimos, y especialmente, con el género con el que nos identificamos. El deporte es una actividad fundamental para la construcción del cuerpo de los hombres, incluso, en el siglo XXI, sigue siendo un referente para medir la “masculinidad”. Entre más arriesgado es el deporte que prácticas, más masculino eres. Javier Eloy Martínez Girao, profesor de Antropología Social en la Universidad de Murcia, ha realizado estudios sobre los riesgos existentes en las prácticas deportivas masculinas, donde observa la relación entre masculinidad, riesgo y la construcción del cuerpo.
Es común que a los niños se les regale, desde muy chicos, pelotas u otros artículos deportivos. Esto muestra la expectativa social de que el deporte sea de su gusto y lleguen a practicarlo, porque los estereotipos de la masculinidad señalan que deportes como el fútbol deben ser parte de la identidad de los hombres.
Existe mayor prevalencia de hombres que practican deportes de contacto y lucha. Aunque cada vez son más las mujeres que optan por practicar deportes de contacto, incluso los más extremos como las artes marciales mixtas, el género sigue determinando la preferencia por practicar ciertos deportes.
La mayoría de los deportes se crearon con un modelo de competición en el que existe un rival a vencer y un ganador, a partir de habilidades y fuerza física. Por eso, la inclusión de personas trans en el deporte se ha vuelto un tema polémico.
En el fútbol es común ver a jugadores vendados y ensangrentados cuando se han ocasionado alguna herida por un cabezazo. Las fracturas de rodillas y talones también son comunes. En el boxeo y las artes marciales mixtas, las cejas y las narices rotas siempre están presentes, tampoco faltan los noqueos y las convulsiones, como en el fútbol americano, deporte en el que se han eliminado ciertos tipos de golpes, sobre todo a la cabeza, para evitar daños irreversibles en los jugadores, e incluso, la muerte. Estos son algunos de los deportes más populares entre los hombres, y es entre otros motivos, porque en su práctica “hay metáforas incorporadas de la masculinidad”, por ejemplo, la fortaleza, la velocidad y la resistencia al dolor. En el siglo XXI los hombres comienzan a cuidar más de su integridad física; sin embargo, el reto es reducir los riesgos que pueden causar daños permanentes, para, entre otras cosas, poder vivir de manera autónoma, con salud física y mental, lo cual es uno de los principales beneficios de realizar deporte.