Resilientes, inclusivas e igualitarias, necesitamos sociedades que desarrollen estas características durante y después de la contingencia por Covid-19. A esas cualidades debemos agregar una más: la longanimidad. Esta palabra se refiere a la perseverancia y constancia de ánimo que tienen las personas en las adversidades. También habla de la posibilidad de ser generosos y tener la voluntad de compartir y cuidar de los otros.
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Los estereotipos llevan a roles y los roles determinan normas que contribuyen a la desigualdad.
¿Cómo construir espacios igualitarios para todos y todas? La reflexión surgió en el webinar “El papel de los hombres frente a la pandemia”, a los participantes se les preguntó ¿Cómo es un hombre?, fuerte, proveedor y líder fueron las características que más se mencionaron. La siguiente pregunta fue ¿Cómo es un buen hombre?, en este caso las respuestas fueron: respetuoso, empático y atento. “Este ejercicio evidencia la existencia de ideas estereotipadas sobre la masculinidad”, dice Ernesto Treviño, maestro en Política Social Comparada, por eso invita a preguntarnos por qué consideramos que ser hombre es distinto a ser un buen hombre.
Los hombres que están conectados a esta sesión en línea se encuentran en la etapa de reflexión sobre los mandatos tradicionales de la masculinidad, muchos de ellos coinciden con el maestro Treviño en que “la igualdad de género también libera a los hombres de roles preestablecidos y estereotipados”, esa libertad es sólo una de las razones para “desafiar las ideas tradicionales sobre ser hombre”.
“La desigualdad es algo que se puede ver, que se puede palpar”. Muchos tipos de violencia son reflejo de las condiciones de desigualdad existentes en una sociedad. El atropello a los derechos de las personas también se presenta dentro del hogar cuando no se ha construido un espacio igualitario y corresponsable; por el contrario, cuando sí se práctica el cuidado y el respeto a todos los integrantes de la familia, hay beneficios. De ellos hablan el maestro Treviño y Gerardo Camarena, maestro en Psicología Social.
En este tiempo de confinamiento y convivencia dentro del hogar la paternidad puede ser vivida desde el cuidado emocional y el apoyo a las necesidades de nuestros hijos, nuestra pareja, nuestros padres y nuestros suegros. El rol de los hombres no debe reducirse a ser el proveedor económico, en opinión de German Camarena, esa participación puede abarcar más aspectos y ser más satisfactoria.
Resilientes, inclusivas e igualitarias, necesitamos sociedades que desarrollen estas características durante y después de la contingencia por Covid-19. A esas cualidades debemos agregar una más: la longanimidad. Esta palabra se refiere a la perseverancia y constancia de ánimo que tienen las personas en las adversidades. También habla de la posibilidad de ser generosos y tener la voluntad de compartir y cuidar de los otros. Como padres, o simplemente hombres que convivimos en familia, la longanimidad es una cualidad que podemos desarrollar durante esta cuarentena. “Una crisis es el mejor momento para cambiar una situación que no está bien”, afirma Marío Alberto Lugo, responsable de la campaña HeForShe en México. Él también participó en el webinar y aprovechó para invitar a los hombres a “construir su masculinidad de una manera distinta” en la que el cuidado y el autocuidado sean algo común. Sí, la longanimidad puede empezar con nosotros mismos.
Ve el webinar completo:
Esta sesión se realizó el 4 de junio de 2020 y fue organizada por ONU Mujeres en colaboración con Pacto Mundial México y el Consejo Coordinador Empresarial.
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