El escenario se oscurece, la música empieza a sonar, de pronto retumba el zapateado y la cadencia de los cuerpos llenos de color se mezclan en un ambiente de alegría, diversidad y diversión. México de colores es una compañía de danza que existe desde 2011, nació como un medio para compartir con el mundo el arte, la cultura, las tradiciones y la ruptura de estereotipos. Carlos Antúnez, director y fundador de la agrupación y Alberto Salgado, director artístico iluminan el espacio con su actitud, su sonrisa y las anécdotas que han construido durante más de una década de este proyecto. Durante la conversación, Alberto comenta algunos de los retos que implica mantener una compañía que rompe con los roles de género en la danza folclórica mexicana.
Danzar como un acto de resistencia, pero también de resiliencia. Carlos Antúnez contagia la emoción que expresa al hablar sobre México de colores, para él y sus compañeros el cuerpo es un espacio de protesta permanente, por lo que uno de los ejes que guía el trabajo de este proyecto es el de la “no discriminación” esa que está invisibilizada, que impacta a la comunidad LGBT+ e incluso aquella que se puede vivir dentro de los espacios diversos.
Zapateado, faldeo, ballet clásico, danza contemporánea, pantomima, teatro físico y cabaret, son algunos de los estilos que la compañía México de colores incluye dentro de sus puestas en escena. Su espectáculo ha recorrido prácticamente todo el país. El arte es un vehículo para construir procesos de paz, así lo ha vivido Alberto Salgado.
México de colores ha llegado a los espacios menos esperados, pero Carlos Antúnez reconoce que han sido de los más significativos, por el impacto que tienen en la gente. Su labor no solo solo se ha limitado a México, han visitado más de 30 países latinoamericanos y europeos. Cada espacio se ha convertido en influencia para los espectáculos que construyen y son inspiración para el trabajo que hacen desde la compañía en donde el arte se ha convertido en el mejor aliado para generar procesos de resiliencia, empatía y complicidad.
Acuerpar la danza para reexistir a partir de la diferencia. Las personas que integran México de colores tienen la convicción de que el arte permite generar lazos fuertes, sensibles y humanos para atender la violencia, discriminación y desigualdad que nos rodea. Se genera “un cambio de conciencia a través del arte” explica Alberto, quien junto con Carlos coincide en que este proyecto les ha cambiado la vida. Sus trajes vistosos, música folclórica, el buen humor y el activismo son la combinación de la que se nutre esta compañía, que como bien comentan sus integrantes “ha llegado a los lugares menos esperados, pero más significativos” porque la gente se identifica, se espejea con aquellas historias que se narran a través de la danza y se reestructura de a poco la noción de lo diferente, de lo diverso. Para Carlos y Alberto sus cuerpos y su danza son el medio para construir historias de libertad.
Agradecemos a la compañía de danza México de colores su tiempo para concedernos esta entrevista.
