“¿Es posible crear espacios de fútbol donde no se exprese la violencia y el machismo?”
Sí, es posible, pero requiere un cambio cultural en la forma de “vivir” el fútbol. Durante los primeros días de la copa mundial de fútbol 2022 han ocurrido algunos actos violentos. Los más sobresalientes estuvieron relacionados con el partido entre México y Argentina debido a los “efusivos” festejos por los 2 goles que provocaron peleas entre los aficionados en las tribunas. Después, la difusión de un vídeo donde aparentemente el jugador Leonel Messi patea una camiseta mexicana, esto provocó la furia y amenazas de muchos mexicanos, incluido un famoso boxeador. José Alfredo Cruz Lugo, titular del programa radiofónico “Rostro Corazón”, dice que en el fútbol se expresan muchos elementos de la masculinidad hegemónica.
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Desde sus orígenes el fútbol ha sido un deporte que se relaciona con la identidad masculina, por eso le llaman “el juego del hombre”, a pesar de que en años recientes las mujeres comienzan a tener relevancia en este deporte. Las expresiones de la masculinidad hegemónica en muchas ocasiones son más violentas fuera de la cancha. Abel Lozano Hernández, antropólogo social, recuerda lo vivido en el estadio Corregidora de Querétaro como uno de los episodios más violentos del fútbol mexicano.
El fútbol “es una práctica socializante que constituye identidades”. Cuando eres niño si no juegas fútbol eres excluido del grupo y considerado “femenino”. Fernando Daniel Rodríguez, psicólogo y docente de la Universidad de la República Oriental de Uruguay, dice que jugar fútbol “nos dice qué tanto nos acercamos a la masculinidad hegemónica, o no”. Y sucede igual cuando se es aficionado, “o no”, de este deporte.
La violencia aumenta cuando hay partidos de fútbol en los estadios, en las calles y dentro de los hogares. El consumo de alcohol también aumenta y hay fanáticos que “descargan sus emociones” contra otros aficionados en el estadio, o contra sus parejas dentro del hogar. En Latinoamérica, dice Fernando Rodríguez, muchos hombres también tienen como práctica habitual la trata y la explotación sexual de mujeres después de los partidos de fútbol.
¿Es posible crear espacios de fútbol donde no se exprese la violencia y el machismo?
Hay quienes se muestran escépticos y dicen que es una tarea difícil, sobre todo en el contexto latinoamericano donde existen barras de animación en las que hay intereses políticos, económicos e, incluso, intereses del narcotráfico y otras mafias. También, hay quienes se muestran optimistas y dicen que sí es posible un fútbol sin violencia, pero es necesario “una configuración de todo el sistema que dirige este deporte” y un cambio cultural en las ideas de la masculinidad ligadas al fútbol y los valores tradicionales de competencia y rivalidad. Abel Lozano recuerda que las sanciones económicas a las federaciones de fútbol han logrado disminuir algunas violencias, como en el caso del grito “puto” de los aficionados mexicanos. Por suporte José Alfredo Cruz sugiere que se pueden promover otras formas de vivir el fútbol, como lo hace la “Barra Feminista”, ellas apoyan a todos los equipos femeniles sin insultos ni provocaciones; o también, como los equipos orientales que agradecen al contrario haber jugado y con seguidores que incluso se quedan a recoger la basura del estadio. Todas ellas son actitudes futboleras alejadas del machismo.
Ve completa la charla “Sácale tarjeta roja al machismo. Masculinidad y fútbol”, realizada por la Dirección Institucional de Igualdad de Género de la Benemérita Universidad de Puebla. Noviembre, 2022.
