¿Masculinidades tóxicas? ¿Cómo negociar modelos de masculinidad alejados de la violencia?
La violencia es como una enfermedad infecciosa: se disemina en todos los lugares posibles que no son atendidos con oportunidad, los y las especialistas advierten que la violencia ya es considerada como un problema de salud pública, no solo en México, en todo el mundo. Tatiana Moura, es la Co coordinadora del observatorio de masculinidades en Portugal, ha realizado trabajos de investigación sobre cómo impacta la violencia en los hombres, como agresores y receptores. Ella habla de lo macro y micro, de la violencia producida por los conflictos armados, por el crimen organizado, por las desigualdades y por factores como el uso de armas de fuego que se traduce en más de 200,000 muertes en el mundo, en su mayoría de civiles… en su mayoría de hombres jóvenes que no rebasan la treintena de edad.
Tatiana ha vivido y convivido con grupos de distintas partes del mundo que trabajan temas sobre género y violencia. Su mirada es feminista y esa perspectiva le ha permitido acercarse a temas sobre masculinidad y violencia en América latina y Europa. Vivió por varios años en Brasil y ahí, como directora ejecutiva del Instituto Promundo, se dedicó a identificar los aspectos sociales que influyen para que un hombre se construya como un ente violento desde la esfera interna, doméstica y privada, hasta la esfera social, colectiva e internacional. A este comentario suma que no se siente cómoda con el término “masculinidades tóxicas” y lo explica de la siguiente manera.
Tatiana es una mujer muy clara en sus aportaciones, para ella es evidente que la violencia se construye e impacta en los seres humanos de formas destructivas. Los años que ha pasado frente a instituciones encargadas de atender y documentar temas sobre masculinidad, le han permitido constatar que la violencia aniquila a las personas, física y emocionalmente, porque busca quitarles su humanidad. Dada esta experiencia, parte de su trabajo se ha condensado en 5 puntos que impactan en lo que ella llama, la probabilidad de que los hombres participen o sean víctimas de la violencia.
Constantemente se piensa en los hombres como agresores y por lo tanto, las investigaciones están centradas en ello, y con toda razón, explica Tatiana. Pero su experiencia también le ha demostrado que es necesario dar un giro a la forma en cómo se documenta el tema; por lo tanto, propone analizar las experiencias de hombres que han logrado saltar esa brecha de violencia ¿cómo lo han hecho? Se pregunta ¿Cómo hacen frente a las versiones dominantes de la masculinidad?
Para la Dra. Moura el tema de la violencia es central, porque está acabando con la vida de hombres y mujeres en todo el mundo. El uso indiscriminado de armas, la violencia en los hogares, en la calle, en los espacios públicos y privados. La violencia, explica esta investigadora, cruza fronteras y hoy es un problema de salud pública que se estudia a nivel internacional. El dejarse morir por ser hombre, no es un problema local, es un problema que se vive en todos los rincones del planeta, por eso cuestiona el término “masculinidad tóxica” porque se enmarca al concepto y comportamiento masculino como si fuera una enfermedad, por eso, para ella es más funcional hacer la separación entre masculinidad patriarcal y masculinidad feminista. Hoy su trabajo está enfocado en un área poco explorada pero con muchas rutas de oportunidad: las experiencias de hombres que han logrado saltar la brecha de violencia porque este giro da pauta a preguntas fundamentales respecto a cómo estos hombres hacen frente a las versiones dominantes de la masculinidad y esto cómo se puede reproducir en cadena para promover dinámicas intergeneracionales del cuidado y la no violencia.
