¿Cómo puedes estar en contra de la violencia y gustar de un espectáculo como la lucha libre? Este cuestionamiento lo escuchan continuamente Claudio, Paco y Alfredo. La respuesta no es fácil porque no es algo que se pueda responder con palabras sino con actos. . La lucha de ellos es social, pues la violencia aún no toca la lona, queda mucho por hacer y, aseguran, seguirán siendo necesarias las llaves y los vuelos desde la tercera cuerda para transformar la realidad y el mundo por otro más justo e igualitario.
Escucha el audio (duración 10 mins. 18 seg.):
¿Se puede ser defensor de los derechos humanos y aficionado de la lucha libre?
¡Sí!
La historia de Alfredo, Paco y Claudio es similar, el domingo fue el día más feliz de su infancia pues era día de ir a las luchas. Sus papás los llevaban a la Arena México y a la Arena Xalapa para ver esa representación de la lucha del bien contra el mal. Por azares del cuadrilátero, los tres se adscriben al bando rudo, les parece que los rudos son personajes más auténticos, más honestos, sin tantas máscaras. Ahora son ellos quienes llevan a las luchas a sus hijos, es el caso de Alfredo Rasgado del Colectivo la Puerta Negra en Chiapas, quien ha combinado su gusto por la lucha libre con su activismo en favor de masculinidades igualitarias.
La “catarsis” ante el espectáculo de la lucha libre también la vive los fines de semana Paco Contreras, activista y maestro en Salud Pública. En su vida cotidiana promueve la no-violencia en la calle, en escuelas y en grupos de reflexión con hombres en Xalapa. Para él estar en las luchas es un ritual que empieza cuando trata de conseguir las mejores localidades y termina cuando sale de la arena. Él tiene una convicción: “Paco Contreras es rudo contra la violencia, no contra las personas”.
El Ecologista
Tacubo luchador contra el bullying
Al inicio de su afición, Paco admiró a los luchadores clásicos, principalmente a Blue Demon. Después, ya como activista, conoció a otros como El Ecológico, el Tacubo Luchador y Superbarrio, ellos no se subían al cuadrilátero, su lucha era contra las injusticias sociales presentes en la calle, en la cotidianeidad. Estos luchadores sociales lo inspiraron para crear al No-Violento. Detrás de la máscara está Paco Contreras, “quien decidió hacer una transformación de vida, algo que podemos hacer todas las personas”.
Superbarrio
La lucha libre también puede ser un refugio, una afición que puede distraerte y hacer más llevaderos los problemas, así lo ve Claudio Tzompantzi, maestro en Estudios de la Mujer. Él recuerda que hubo un tiempo en el que sufrió violencia, entonces asistía más frecuentemente a las luchas para vivir ese “teatro catártico, ese teatro del dolor” como él lo llama. Hoy, su gusto por la lucha libre lo concibe como “una de esas incongruencias que nos habitan a los seres humanos”.
¿Cómo puedes estar en contra de la violencia y gustar de un espectáculo como la lucha libre?
Este cuestionamiento lo escuchan continuamente Claudio, Paco y Alfredo. La respuesta no es fácil porque no es algo que se pueda responder con palabras sino con actos. Siendo activista, para Paco Contreras la lucha libre cobra sentido cuando se pone la máscara del No-Violento y le habla a niñas y niños sobre las posibilidades de resolver sus conflictos sin violencia. Por su parte Alfredo Rasgado en un programa de radio utiliza la metáfora de quitarse la máscara para reflexionar y cuestionar las masculinidades que personifican al Supermacho. “Esa máscara tiene que caer”, eso es lo que promueve Claudio Tzompantzi en sus clases, cursos y talleres que dirige sobre masculinidad. La lucha de ellos es social, pues la violencia aún no toca la lona, queda mucho por hacer y, aseguran, seguirán siendo necesarias las llaves y los vuelos desde la tercera cuerda para transformar la realidad y el mundo por otro más justo e igualitario.
Ve la charla completa:
Agradecemos a José Alfredo Cruz Lugo,
Consultor en Circulo Abierto para Hombres, y coordinador de la red MenEngage América Latina, las facilidades otorgadas para acceder al diálogo que sostuvo con Claudio Tzompantzi, Alfredo Rasgado y Paco Contreras.
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Publicado el 04/05/2020
