Hay que “encuerpar” el discurso, hacer “cuerpo” la transformación hacia la igualdad.
Corina Martínez es una mujer feminista, crítica y sorora que le encanta andar en bicicleta. Va y viene de un lugar a otro compartiendo sus conocimientos y aprendiendo de los lugares que visita, las personas que conoce y los cruces que se generan desde el feminismo con las masculinidades. Hace muchos años empezó a trabajar por los derechos sexuales y reproductivos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes; de hecho es una de las impulsoras de la legalización del aborto en la Cd de México. Ella participó en uno de los diálogos sobre masculinidades, desde la mirada crítica de los feminismos y ahí, habló sobre la necesidad de generar espacios de encuentro.
Escucha el programa completo:
Para Corina, hay mucha desconfianza por parte de las feministas en torno al trabajo con hombres; en parte se debe a la falta de crítica, retroalimentación y una agenda conjunta. En su andar por el país se ha dado cuenta de cómo se repiten y reconfiguran dinámicas de violencia y desigualdad pero reconoce que promover espacios de intercambio puede derivar en la construcción de redes que apuesten por el trabajo conjunto.
Los movimientos de género necesitan romper el cascaron del adultocentrismo, dice Corina Martínez, porque en este trabajo es necesario voltear la mirada hacia otras generaciones, saber en qué contextos crecen ¿cuáles son sus necesidades? Corina lo dice con la seguridad que la experiencia le ha otorgado: las nuevas generaciones importan, tienen propuestas y son parte fundamental en el cambio.
En los avances y las resistencias cada vez es más evidente la necesidad de abrir espacios de diálogo entre los feminismos y las masculinidades, con miras a construir procesos de paz. José Díaz, coordinador de la Mesa Nacional de Masculinidades en Colombia, agrega lo siguiente.
Los feminismos aún generan incomodidades porque su historia nos habla de lucha constante, de rebeldía y de rupturas. Esas incomodidades permiten continuar con el trabajo y la reflexión e impiden caer en zonas de confort, algo que le hace falta al trabajo de masculinidades porque el trabajo con hombres necesita reconfigurarse hacia la comunidad, hacia lo común, hacia los hombres de a pie. José recordó que estamos en presencia de un patriarcado dulzón, lo que implica que hay hombres que se han apropiado del discurso por la igualdad para perpetrar dinámicas de poder, de forma suave, casi invisible. Corina y José coincidieron en lo necesario que es construir espacios de encuentro críticos, entre los feminismos y las masculinidades, para “encuerpar” este trabajo, es decir para entenderlo, interiorizarlo y aplicarlo en la vida cotidiana. Corina en México y José en Colombia confían en que el trabajo conjunto, como una especia de techo compartido, puede abrir diálogos intergeneracionales que permitan tejer procesos de encuentro, de confianza y de paz.
Escucha la sesión completa “Entre las cercanías y las distancias: una relación por consolidar” realizada como parte del Diagnóstico Hacia una agenda ética por la Igualdad en América Latina. Involucrando a los Hombres y las Masculinidades en la Agenda de las Mujeres.
