En los últimos minutos de este encuentro virtual, las llamas del fuego ya sobresalen del sahumador, el humo sube impulsado por el viento y Angélica López pide a los dioses “por la sanación de todos los que han, y se han hecho daño… y no han podido pedir perdón”. A esos hombres también los invita a cuestionar los mandatos de la masculinidad y “regresar a sí mismos”, a su naturaleza humana en la que el cuidado y el respeto por la vida es parte importante de ser hombre. Las comunidades indígenas son dinámicas y se encuentran en constate cambio, los temas de masculinidad comienzan a tener relevancia para generar comunidades sanas, donde existan relaciones sin violencias, en equilibrio con el universo.
Escucha el audio (duración 10 mins. 18 seg.):
Los hombres deben liberarse de las opresiones de género, para ser generadores de paz y equilibrio.
Para favorecer la reflexión sobre la masculinidad y el cambio hacia identidades alejadas de la violencia, es necesario un rito: Angélica López Mejía, maya Quiché de Guatemala, prepara en su jardín el sahumador donde se quema incienso dulce. Alrededor hay figurillas de dioses prehispánicos entre los que coloca ramos de hiedra, romero, altamisa, geranios y rosas blancas. También coloca velas blancas encendidas que representan el semen de los hombres. Mientras el incienso se quema y el aroma impregna el ambiente, Angélica comenta que en la cosmovisión maya los hombres son afectuosos y tiernos; sin embargo “el sistema actual” oprime esos sentimientos.
Angélica también saca agua de un pozo que sobresale del fondo del jardín. Lo hace para pedir permiso a la madre agua y tener presente los cuatro elementos naturales. Los mayas Quichés dividen los sentimientos en fríos (dolor, tristeza, miedo) y calientes (ira, odio, resentimiento). Históricamente, a los hombres se les ha negado el reconocimiento de sus sentimientos fríos, lo que “configura identidades violentas”.
El cosmocimiento es la capacidad de “sabernos como una extensión del infinito, del universo”. También es autoconocimiento y el reconocimiento de aquello que se ha oprimido por no considerase propio de un hombre. En el caso de Antonio Cintora, participante de esta sesión virtual, la espiritualidad y el autoconocimiento fueron negadas por su anterior concepción de hombría.
Frustración. Es lo que sienten los hombres cuando piensan en todo aquello que los mandatos de género les han prohibido. En esto coinciden Losh Lainez y Juan de Dios Valdés.
En los últimos minutos de este encuentro virtual, las llamas del fuego ya sobresalen del sahumador, el humo sube impulsado por el viento y Angélica López pide a los dioses “por la sanación de todos los que han, y se han hecho daño… y no han podido pedir perdón”. A esos hombres también los invita a cuestionar los mandatos de la masculinidad y “regresar a sí mismos”, a su naturaleza humana en la que el cuidado y el respeto por la vida es parte importante de ser hombre. Mientras suena de fondo música de flauta y tambores, algunos de los participantes encienden su micrófono para agradecer espacios como este, que promueven la reflexión sobre identidades pacíficas, y consideran la cosmovisión y los ritos heredados por sus antepasados. Las comunidades indígenas son dinámicas y se encuentran en constate cambio, los temas de masculinidad comienzan a tener relevancia para generar comunidades sanas, donde existan relaciones sin violencias, en equilibrio con el universo.
Ve completa la mesa de diálogo “Conocimientos, prácticas y experiencias de los pueblos indígenas mesoamericanos para la sanación y la des internalización de opresiones históricas en los hombres”:
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