Manejar un enorme camión, de varias toneladas, conlleva diversos riesgos, pero a partir de esos riesgos muchos conductores varones validan su masculinidad, además de “mantener un estatus económico”, dice la doctora Benita Cruz. Esos aspectos tradicionales de la masculinidad experimentan algunas modificaciones en la experiencia de la paternidad, porque la distancia y las recurrentes ausencias provocan emociones que los conductores entrevistados sí expresan a través de las aplicaciones de mensajería o por llamada telefónica. Las muestras de afecto también se presentan cuando llegan a casa y éstas se mezclan con el rol de autoridad y jefe de familia.
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La distancia y las ausencias irregulares no impiden una paternidad activa.
Los dispositivos móviles, las aplicaciones de mensajería y vídeo llamadas han permitido a Gerardo estar en comunicación constante con sus hijos, a pesar de que continuamente debe salir y manejar su tractocamión para hacer entregas en distintos estados de la república mexicana. Normalmente pasa más de tres días fuera de casa, a veces hasta semanas completas, pero siempre trae crédito en su celular para echar una llamada cuando se detiene a descansar y quiere saber cómo están su esposa y sus hijos. Eso le contó a Benita Cruz, doctora en Ciencias Sociales, ella observa en Gerardo el deseo de ser un padre presente, pero también “seguir el rol tradicional de proveedor y no cambiar”.
Benita Cruz habló con 19 conductores de tractocamión, padres entre los 25 y 55 años. Gerardo ya lleva más de 2 años manejando por las carreteras del país, entre más kilómetros recorre más nostalgia le da por saber de su familia, entonces toma el teléfono y les manda un WhatsApp. Sus hijos también le mensajean cuando quieren saber de él o cuando quieren pedirle permiso para salir, aunque no esté presente en casa, él sigue siendo la autoridad.
Hay viajes que duran muchas horas, Gerardo sale por la mañana y llega a su destino a la misma hora, pero del día siguiente. En las madrugadas quisiera estar en casa y dormir tranquilamente, extraña a su familia. Él no es muy expresivo, pero expresarse por mensaje, e incluso con emoticones, le es más fácil. Él no quiere ser tan frío como fue su papá con él, por eso cuando pasa muchos días en la carretera siempre procura mandar muestras de afecto en el grupo familiar de whats.
Asaltos, accidentes, malestares emocionales, adicciones… el trabajo de conductor de tractocamión se enfrenta a diversas dificultades. Cada vez que Gerardo regresa a casa procura pasar tiempo con sus hijos: ir al cine, salir a comer y, cuando se puede, ir a la playa de vacaciones. Hacen más actividades recreativas que tareas del hogar, pero esa es su forma de “compensar su ausencia en el entorno familiar”.
Manejar un enorme camión, de varias toneladas, conlleva diversos riesgos, pero a partir de esos riesgos muchos conductores varones validan su masculinidad, además de “mantener un estatus económico”, dice la doctora Benita Cruz. Esos aspectos tradicionales de la masculinidad experimentan algunas modificaciones en la experiencia de la paternidad, porque la distancia y las recurrentes ausencias provocan emociones que los conductores entrevistados sí expresan a través de las aplicaciones de mensajería o por llamada telefónica. Las muestras de afecto también se presentan cuando llegan a casa y éstas se mezclan con el rol de autoridad y jefe de familia. En los testimonios de Gerardo y los otros conductores de tractocamión, la doctora Cruz observó que sus teléfonos celulares son un medio para practicar una paternidad más activa, pero también, para ejercer control en el entorno familiar. Las de estos conductores son identidades con prácticas distintas a las que ellos experimentaron con sus padres, pues la carretera y los kilómetros recorridos han influido en su deseo de relacionarse con sus hijos de manera más afectiva, más cercana aún a la distancia.
Consulta completa la presentación “Practicas de Paternidad. Experiencias cotidianas de los operadores de tractocamión” :
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