La inteligencia espiritual permite replantearnos nuestras prácticas de cuidado.
La inteligencia espiritual es complemento de la inteligencia racional y la inteligencia emocional. Así la concibe Rafael González Franco, doctor en Filosofía e integrante de la red Cómplices por la Igualdad. Rafael dice que, en las sociedades contemporáneas, donde existe violencia cotidiana, las personas dispuestas a relacionarse de manera consciente y pacífica con su entorno son indispensables. La inteligencia emocional es una herramienta para lograrlo. Su propuesta está dirigida a “creyentes y no creyentes”, porque esta inteligencia es una manera de senti-pensar el mundo.
Escucha el podcast:
El cuidado es una característica esencial de los seres humanos. Rafael González dice que es la cualidad que nos ha permitido existir y evolucionar desde que nuestra especie apareció en este planeta. En nuestras relaciones creamos lazos afectivos importantes para nuestra vida, por eso es importante reflexionar sobre la ética de los cuidados.
A partir de la inteligencia espiritual las personas podemos hacer comunidad, porque se propicia la deconstrucción de ideas y prácticas “androcentristas” y se generan relaciones de cuidado, autocuidado y participación en actividades para el bien común.
El cuidado es una de las expresiones profundas de afecto en los seres vivos. Durante la pandemia de covid-19 el cuidado se vio trastocado, y muchas personas no pudieron hacerse cargo de sus seres queridos por el riesgo de infectarse del virus. Quienes perdieron a un familiar o amigo tampoco pudieron despedirse. Ante esa realidad vivida los integrantes de este conversatorio preguntan ¿cómo influyen nuestros ritos comunitarios en nuestra salud espiritual?
A la espiritualidad se le relaciona comúnmente con la religión, pero la espiritualidad puede generarse, y desarrollarse, de distintas maneras en las personas. Rafael González dice que la inteligencia espiritual se cultiva como se hace con la inteligencia racional y la emocional, e igual que éstas, tiene beneficios en todos los aspectos de la vida de las personas. Como hombres, a partir de ella, podemos vivir relaciones sanas con nosotros mismos, y responsables e igualitarias con las personas y el medio en que nos desarrollamos, porque nos permite ser conscientes de nuestro ser en relación con el mundo. En otras palabras, procurar el bien personal también es procurar el bienestar común. La inteligencia espiritual también permite ocuparnos del autocuidado, porque cuestiona la idea androcentrista de invulnerabilidad y nos revela nuestra condición humana de cuidado personal y colectivo. Nos guía a una ética del cuidado que puede resumirse en esta frase: cuidarme te cuida, cuidarte me cuida.
Ve completa la conferencia “Inteligencia espiritual y ética del cuidado”, realizada por el Seminario Cuidados para la Vida y el Bien Común, del Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM. Diciembre, 2022:
https://fb.watch/jouKjv6sO8/
