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Los del XXI no.285-Gritos en el desierto: entre la ausencia de un hijo y la esperanza de encontrarlo

Los del XXI no.285-Gritos en el desierto: entre la ausencia de un hijo y la esperanza de encontrarlo
noviembre 25, 2022 Elizabeth Cárdenas

Gritos en el desierto: entre la ausencia de un hijo y la esperanza de encontrarlo

Con esa sensación convertida en metáfora es como Ángeles recuerda el hueco que le provoca la ausencia de su hijo. Ángeles Díaz Genao se especializó en lenguas modernas. Cuando sus hijos e hija eran pequeños decidió, junto con su familia, mudarse a Veracruz.  Trabajó por años en diversas universidades de este estado y su vida se dividía entre su trabajo y su familia. Sin embargo, el 28 de junio de 2013, su hijo Luis Guillermo fue secuestrado/ y desde ese momento Ángeles sintió que sus gritos resonaban en el desierto. Nadie le daba noticias de su hijo: la procuraduría, la fiscalía, la policía, no tenían respuestas a su caso, una realidad cotidiana para miles de familias en el país. Ante la impotencia, emprendió una búsqueda por su cuenta y así coincidió con la historia de varias personas que tenían hijos, padres, hermanos, hermanas desaparecidas. Entre la ausencia de un hijo y la esperanza de encontrarlo decidió fundar el colectivo “Solecito de Veracruz”.

La historia del hijo de Ángeles forma parte de las más de 100 000 personas desaparecidas en México donde el 74% corresponde a hombres y el 24% a mujeres. Las familias que han perdido  algún ser querido por el crimen organizado, se han convertido a su vez en constructoras de paz, cada una desde sus posibilidades, porque resignifican los cuerpos y las vidas de los tesoros que identifican en su tránsito por montes, cerros, terrenos baldíos. Así fue como Ángeles, junto con sus compañeras, identificó lo que hoy llaman el “Cementerio clandestino más grande de Latinoamérica”

Los hombres ¿En dónde se quedan?… ¿Ellos no buscan? …Las buscadoras aseguran que muchas veces prefieren que los hombres no se sumen a las búsquedas porque en estos recorridos corren el riesgo encontrarse con miembros del crimen organizado que pueden secuestrarlos como represalia. Ángeles explica que la violencia que viven las y los desaparecidos no solo queda en la privación de su libertad y su vida, los perpetradores buscan aniquilar por completo su identidad.

Ángeles, junto con el Colectivo Solecito de Veracruz y las miles de familias que se encuentran en búsqueda, se han convertido en constructores de paz, porque su trabajo no se basa en cifras sino en historias, en vidas y en personas, a las que es necesario resignificar su identidad. Para esta madre buscadora, su hijo fue el motivo inicial, pero las historias de otras personas desaparecidas le impulsaron a hacer comunidad para que esos gritos en el desierto retumbaran en cada rincón del país.

La construcción de paz se hace de muchas maneras y el trabajo de las buscadoras y buscadores también es parte de esa acción que implica resignificar la historia de las miles de personas desaparecidas en México. En su mayoría son hombres, hijos, padres, esposos, hermanos, primos, amigos, novios… pero no dejan de ser prioritarias las mujeres y el significado que tienen para cada persona que siente su ausencia… no son números, insisten las familias, son personas que antes de formar parte de una cifra tenían una vida que fue truncada por las circunstancias de violencia que se viven en el país. Para Ángeles las labores de búsqueda se han transformado en acciones contra el olvido, en la resignificación de las identidades que el tiempo borra, pero la memoria no.  Ángela sigue en la búsqueda de su hijo, y en el camino ha encontrado cientos de “tesoros” que exigen regresar a casa. El grito que se perdía en el desierto hoy retumba en cerros, en montes, en terrenos baldíos; en las fiscalías, en las cárceles, en cualquier rincón que pueda dar pistas de lo que andan buscando: el tesoro de la vida, la memoria, la identidad y la justicia.