Tener una vida libre de violencia NO es un privilegio, es un derecho.
Puertos, calles, pueblos; México y varios países de Latinoamérica atraviesan por procesos de Militarización que poco a poco se han normalizado e integrado en la vida de sus habitantes. Es cotidiana la escena de ir a regiones como Acapulco y ver sus calles patrulladas por las fuerzas castrenses, -nos cuidan- dirían algunos, pero hay investigadores que cuestionan la presencia de las fuerzas militares en los múltiples espacios públicos, Gloria Careaga es una de ellas, mexicana, feminista, defensora de derechos humanos y defensora de la comunidad LGBTTIQ+. Careaga abre el diálogo con perspectiva de género sobre lo que implican los procesos de militarización para un país como México
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Por su parte Sara Fernández, otra de las invitadas a este diálogo, encendió una vela que se mantuvo así durante toda su presentación. Es una luz por los desaparecidos, por las personas violentadas y exterminadas. Sara es activista, feminista y colombiana que ha vivido en carne propia las consecuencias de la militarización en su país. Ella recuerda un acontecimiento no muy lejano, que tiene que ver con los cantos que repiten una y otra vez los soldados mientras entrenan a altas horas de la madrugada, otra cara de la deshumanización y normalización de la violencia.
Mientras Sara lee los cantos que los militares se aprenden y repiten mientras entrenan, a más de una persona se le enchina la piel. Sara explica que la militarización en Colombia ha dejado graves repercusiones, la gente está cansada de tanta violencia, necesitamos pensar en la ética como un medio para replantearnos la humanidad y dejar en claro que toda vida importa.
Todas las vidas importan. La vela que encendió Sara, poco a poco se desvanece pero “abrasa” la necesidad de saber, de abonar a la construcción de paz desde lo individual y colectivo. El diálogo se mueve entre México y Colombia, recorre Latinoamérica y otras partes del mundo, las voces de ambas activistas resuenan con un mismo deseo: que la sociedad se convierta en una observadora crítica.
Los jóvenes ya están en movimiento, y su eco se escucha por toda Latinoamérica, esa ya es una ruta de paz abierta. Gloria y Sara coinciden en que la militarización de un país no garantiza la seguridad, pero sí normaliza la figura de la violencia; ellas apuestan por el trabajo colectivo por lo que se puede hacer desde pequeños núcleos, desde pequeñas células que están cansadas de la violencia y desean otras formas de vida. Como dice Sara, tener derecho a una vida libre de violencia no puede ser un privilegio, tenemos derecho a soñar, derecho a la esperanza, derecho a la paz, y derecho a vivir sin miedo; y aunque parecen panoramas utópicos son rutas de esperanza que nos permiten pensar en el futuro y caminar hacia él.
Escucha la mesa temática “Paz y seguridad, militarismos y conflictos” realizada durante el Simposio Global MenEngage Ubuntu 2020, visita el Facebook de MenEngage América Latina: @MenEngageLAC
