Durante los meses que México se ha encontrado en contingencia Pedro pasó de empleado a desempleado. Un hombre que salía de su casa todos los días a las 6 de la mañana para llegar puntual a su trabajo en una constructora. Sin embargo, decidieron no contratarlo porque es uno de los miles de mexicanos que padecen diabetes en el país, es parte del grupo vulnerable ante esta pandemia; él dice que se siente enojado, triste, ansioso, desesperado pero nunca menciona la palabra deprimido. La Dra. Carissa Etienne, Directora de la Organización Panamericana de la Salud, declaró a mediados de agosto del 2020 que las enfermedades mentales son una “epidemia silenciosa” con fuerte impacto en América mucho antes de la aparición del COVID-19: la depresión y la ansiedad eran dos de las principales causas de discapacidad. Pero con la pandemia, ya se habla de una crisis de salud mental de una magnitud nunca vista en el continente Americano. Para Francisco Aguayo, este es un tema delicado porque la depresión tiene una conexión directa con los suicidios.
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Estas palabras las compartió Francisco Aguayo director de EME masculinidades, Chile durante la II Conferencia Internacional sobre Masculinidades, avances y perspectivas en el trabajo con hombres. Aguayo asegura que la salud mental de los hombres es un tema muy poco explorado y precarizado…
La depresión enmascarada es común en los hombres. Pero el problema también está relacionado con los servicios de salud mental y la falta de sensibilidad para diagnosticar la depresión en la comunidad masculina.
No sé en qué momento caí en depresión, primero murió mi abuelo, luego mi madre, después me quedé sin trabajo, luego murió mi bisabuela… lee Francisco para explicar lo complicado que es para algunos hombres identificar el dolor y el impacto que tienen las pérdidas en su vida. Pero la depresión es tan diversa como la masculinidad misma, por eso pide a la comunidad no encasillarla con ciertas características, síntomas o estándares.
Los problemas de salud mental son problemas silenciosos que se complican con el paso del tiempo y ante los que muchas personas no saben cómo pedir ayuda. La salud mental en América Latina está en un momento complejo porque la contingencia por Covid-19 agudiza los malestares: el constante estado de inseguridad, de riesgo, la poca certeza que encontramos en un futuro cercano, el desempleo, el encierro, la ruptura de nuestras rutinas, todo se modificó. De acuerdo con la ONU en los tres países más afectados por el coronavirus- Brasil, Estados Unidos y México- más de la mitad de los adultos sufren niveles de estrés asociados a la pandemia y los primeros datos muestran que muchos sobrellevan el encierro consumiendo drogas y alcohol… desarrollan dependencia a estas sustancias y aumentan los problemas de salud mental.
El mensaje es claro: se necesita más trabajo en el tema de la salud mental para entender las construcciones sociales que impiden a los hombres pedir ayuda, peor aún porque el servicio médico se enfrenta a las barreras de la emocionalidad que se autoimponen muchos hombres. Con tal afirmación no se trata de victimizar a los hombres, sino de evidenciar que el sistema público de salud esta obligado a brindar atención adecuada a los hombres porque ya se ha visto que Sin salud mental, no hay justicia social
Si deseas escuchar la participación de Francisco Aguayo Director de EME Masculinidades Chile durante la II Conferencia Internacional sobre Masculinidades, avances y perspectivas en el trabajo con hombres organizada por Varones por nuevas masculinidades Piura, Perú, consulta su perfil Youtube MasculinidadesPiura
