En la sala destinada para las visitas en el Centro de Reinserción Social de Pachuca, Saúl le cuenta a Gloria Contreras los motivos por los que terminó con la vida de Ana, su esposa. Gloria es psicóloga y pertenece a la Red Mexicana de Masculinidades A.C. Aparte de Saúl, ya ha entrevistado a otros tres hombres sentenciados por feminicidio en la ciudad de Pachuca. Cuando hablan de los motivos por los que agredieron a sus parejas no titubean, no hay arrepentimiento, sino la reafirmación de una masculinidad caracterizada por la creencia de tener derecho a violentar y controlar a sus parejas.
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Serio, con la mirada firme, Saúl asiente con la cabeza cuando Gloria le pregunta sobre la importancia que tenía para él la “pureza” sexual de su esposa, antes y durante su matrimonio. Por eso la agredía durante los últimos meses de su relación, por eso cometió feminicidio, porque no estaba seguro de la fidelidad de Ana.
“Yo no me iba a matar trabajando para que ella estuviera gozando la vida con alguien más, sin hacerse cargo de la casa ni de mis hijos”. Saúl cambia su semblante y frunce el ceño, se le nota enojado por los recuerdos que llegan a su mente; aún tiene celos de lo que él considera un engaño de Ana y una falta de respeto hacía el jefe de la familia.
Cuando Saúl conoció su sentencia la aceptó seguro de que había hecho lo correcto para salvar su honor masculino. Con el paso de los meses la duda se apoderó de él, porque nunca tuvo pruebas de que Ana lo engañara con alguien más. El cambio de actitud de ella hacia él fue lo que provocó su inseguridad, su inestabilidad emocional. Si el cambio de Ana fue porque lo engañaba o por alguna otra razón, será la duda que acompañará los días de encierro y cárcel de Saúl.
“Ella no era una buena esposa, ni buena madre… era una mala mujer”. Saúl habla con Gloria, pero no la mira, se lleva las manos al rostro y cierra los ojos un momento, respira profundo y continúa: “estoy aquí en prisión, no estoy prófugo y estoy cumpliendo mi deuda con la sociedad”. Las palabras de Saúl son muy similares a las de los otros entrevistados de Gloria, con sus expresiones ellos buscan “justificarse y redimirse por el acto cometido”; sin embargo, ese delito no tiene justificación ni redención, con los años que ellos pasaran en la cárcel se busca castigar sus hechos, pero de poco servirán si no existe un trabajo de reeducación sobre su masculinidad y sus creencias de género, porque están convencidos de que un hombre puede controlar, juzgar, decidir, y castigar a su pareja. “No voy a permitir que se me salga del huacal”, es una frase que repiten muchos varones en México que al sentirse desempoderados actúan con violencia. Aquí hemos presentado al Dr. en Neurociencias, Jorge Alberto Guzmán, que habla de la Plasticidad Cerebral, esto es, la capacidad que tiene nuestro cerebro para adaptar nuestra conducta y pensamiento a situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas. En el siglo XXI las mujeres se liberan de las ataduras de lo considerado femenino; nosotros, los hombres, también podemos deshacernos de la masculinidad hegemónica, del machismo, de las ideas y actitudes que nos dañan a nosotros mismos y a los demás.
Escucha completa la presentación “Relación de la masculinidad hegemónica con los feminicidios de los internos recluidos en el centro de reinserción social de Pachuca”, de Gloria Contreras Jiménez, especialista en estudios de género y psicología:
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