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95. Emociones en la construcción de masculinidades de niños de 6 años.

95. Emociones en la construcción de masculinidades de niños de 6 años.
febrero 3, 2020 Hugo Enrique Sánchez

“No llores”, “pareces niña”, “si lloras te voy a pegar para que llores de verdad”, son frases que repiten una y otra vez los padres hacia sus hijos varones. Represión emotiva y agresividad son las consecuencias de esa enseñanza emocional que en el futuro puede derivar en dificultad para relacionarse, incluso, con sus seres queridos. Por eso, para Ariel Morales Osornio fue fundamental trabajar con los niños y no con sus padres y maestros, “desde una visión no adulto céntrica, sino desde el respeto, la escucha y concibiéndolos como sujetos de derecho y como sujetos de comunicación”, es decir, dejando atrás la idea de que “son niños y no saben nada”, porque para acercarnos a las infancias es necesario saber escucharlas, así inicia el respeto en las relaciones humanas.

Escucha el audio:

Santiago estuvo a a punto de llorar… pero NO, sorbió sus lágrimas y se aguantó.

Después de unos minutos Ariel le preguntó ¿qué pasa? ¿estás bien?, le tocó el hombro y el llanto de Santiago se desbordó.

El control emocional de los padres hacia los hijos fue evidente para Ariel Morales Osornio cuando dirigió un taller sobre expresión de emociones en varones de 6 años. Esos niños mostraron principalmente dos características en la relación con sus sentimientos: represión emotiva y agresividad.

Foto tomada de bosquedefantasias.com

Al inicio del taller uno a uno los niños firmaron un acuerdo, aún no pueden escribir bien, pero lograron firmar un consentimiento informado, donde se estipuló que ellos podían dejar de asistir al taller, sin ninguna consecuencia cuando ya no se sintieran bien, por ejemplo, cuando recibieran algún tipo de violencia por parte de sus compañeros.

Los niños estuvieron siempre activos, participando en una actividad tras otra, el taller se mantuvo en constante dinamismo “para no perder la atención de los participantes”, porque a esa edad es difícil mantenerlos siempre concentrados. Desde el inicio del taller, Ariel encontró rechazo de los padres y de la institución al hablar sobre masculinidad, por eso considera necesaria la existencia de procesos comunitarios en que se trabajen estos temas.

“Los niños son sujetos de derechos y sujetos de conocimiento”, estos conceptos guiaron en todo momento el desarrollo del taller. Conforme fueron avanzando las sesiones, para Ariel cobró relevancia el objetivo de “recuperar el repertorio emocional” que por momentos los niños reprimían.

 

“Mi papá no le tiene miedo a nada y nunca llora”. Por eso Santiago quiso aguantarse y no llorar aquella mañana durante el taller que dirigió Ariel Morales. Él, igual que otros niños participantes, se relacionan con sus emociones a partir de lo que ven y  dicen los hombres con los que conviven en casa. “No llores”, “pareces niña”, “si lloras te voy a pegar para que llores de verdad”, son frases que repiten una y otra vez los padres hacia sus hijos varones. Represión emotiva y agresividad son las consecuencias de esa enseñanza emocional que en el futuro puede derivar en dificultad para relacionarse, incluso, con sus seres queridos. Por eso, para Ariel fue fundamental trabajar con los niños y no con sus padres y maestros, “desde una visión no adulto céntrica, sino desde el respeto, la escucha y concibiéndolos como sujetos de derecho y como sujetos de comunicación”, es decir, dejando atrás la idea de que “son niños y no saben nada”, porque para acercarnos a las infancias es necesario saber escucharlas, así inicia el respeto en las relaciones humanas.

 

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